Ningún padre quiere que su hijo se haga daño, que no tenga amigos, que le vaya mal en el colegio o en los deportes, que sienta emociones negativas como son el miedo o la vergüenza, etc. En definitiva, ninguno queremos que nuestros hijos sufran.
Esto es normal y es cierto que nuestros hijos necesitan protección y cuidado, pero también necesitan ser autónomos e independientes.
Existe entonces un “pequeño” problema: todos queremos que, en el futuro, nuestros hijos sean adultos autónomos e independientes, pero, ¿cómo van a llegar a eso, si de niños no propiciamos que ya dispongan de esa autonomía?
Poniendo un ejemplo más claro: si en un futuro queremos que nuestro hijo lea, tendremos que acercarle a ese mundo, enseñarle las letras, fomentar la lectura, que nos vea a nosotros como padres leyendo… Es decir, poco a poco, ya que si a un adulto le enseñamos una letra “s” cuando no lo ha visto nunca, no podremos esperar que lea una noticia de un periódico, o si lo máximo que ha leído ha sido “Teo va a la granja”, no podemos esperar que lea “Crimen y castigo”.
Para que sean autónomos e independientes seguimos el mismo patrón: si a un niño se lo hacemos todo, no dejamos que se equivoque, que se manche, le controlamos todos y cada uno de sus movimientos, no dejamos que sufra… No podemos esperar que en un futuro pueda ser independiente, porque nadie le ha enseñado a ello, y todo se le ha dado hecho. En cambio, si nosotros como padres, poco a poco, vamos “soltando la cuerda” según sus necesidades para que avance, estaremos dejando que ese niño crezca y sea autónomo.
¿Qué es un padre sobreprotector?
Para explicarlo de manera sencilla, voy a utilizar un término que se entiende muy bien, que es el de padre helicóptero. Un padre helicóptero es aquel que está todo el tiempo merodeando alrededor de su hijo, diciéndole cómo y a qué debe jugar, cómo recoger, cómo actuar.
Si alguna vez hemos estado en un parque podemos diferenciar dos tipos de padres: los que están sentados en un banco hablando con otros mientras miran de reojo a sus hijos, y los que no se separan de sus hijos vigilandoles el juego (que no se caigan, que no se ensucien, que no cojan nada del suelo…).
Un padre sobreprotector es aquel que debido al miedo que tiene a que a su hijo le pase algo, no le deja hacer nada
Ante un padre sobreprotector, tan común en la actualidad, habrá un niño que no sepa manejar sus emociones. Los niños necesitan cuidadores que les sirvan de referencia para entender lo que les ocurre y que sean más autónomos e independientes.
Estrategias para educar a niños autónomos e independientes:
Nosotros como padres, ante algo que no podemos o que no sabemos, es necesario preguntar, formarse (hay multitud de recursos sobre el tema: libros para padres, cuentos para los niños…) o acudir a una escuela de padres. Nadie nace sabiendo.
Aunque no lo queramos, no podemos prevenir que nuestros hijos sufran. Si lo controlamos, estaremos obstaculizando el desarrollo normal de un niño que en el futuro pueda llegar a convertirse en un adulto autónomo e independiente.
María Elrío, madre de tres hijos de 5, 4 y 1 año.
Graduada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Máster en Neuropsicología por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).