Fernando Martín Durán. Coordinador del Departamento de Inglés
¿Cuántas veces nos hemos preguntado, padres y profesores, si no ha llegado el momento de que nuestros hijos salgan al extranjero? Y no solo a poner un pie más que otro durante unos días, sino a tratar de descubrir durante una temporada aquello que no llegan a conseguir bajo nuestros brazos. Dejo aquí un pequeño catálogo de razones por las que todos deberíamos valorar que nuestros adolescentes, y no tan jóvenes, den un paso al frente y salgan de nuestro regazo.
- No hay mejor manera de vivir tu propia vida, y llegar a conocerse plenamente. Ni que decir tiene que exige una mejora en la responsabilidad personal, esa de la que adolecen nuestros chicos, con la consiguiente mejora en su autoestima. Digamos que damos un salto cualitativo muy relevante en nuestro crecimiento personal.
- Abrimos nuestras puertas personales a un nuevo mundo. Es muy positivo, sin duda, aquello de descubrir y experimentar cosas nuevas, y por supuesto, nos hace valorar mucho lo que tenemos en casa.
- ¿Qué decir acerca de conocer personas y costumbres nuevas, esas que tan sólo hemos visto en televisión, leído en revistas de viajes o escuchado en algunas tertulias de café? La autentica inmersión cultural traspasa fronteras.
- Para aquellos que os preocupáis enormemente en la mejora del currículum, pisar tierra firme de puertas hacia afuera no sólo actualiza un CV, también le da más peso a esa información adicional que día a día resulta más importante para aquellos que seleccionan futuros empleados. Vive una temporada en Bangladesh, estudia inglés en Nueva Zelanda o ayuda en una ONG en Sudáfrica, y alguien te preguntará por qué lo hiciste en tu próxima entrevista de trabajo.
- Y, por último, qué queréis que diga sobre el aprendizaje de un idioma "in situ": la necesidad al poder.
¿Aún tienes alguna duda?